Por: Rafael Del Valle
Les conté en el número anterior, que fui invitado por mi amigo Presidente de la Junta de Vecinos a conversar acerca de los beneficios que ofrece la nueva normativa del Ministerio de la Vivienda en relación con tres clases de mejoramientos en las poblaciones, que comprenden los sectores de propiedad común, las viviendas y, finalmente, la ampliación de las casas.
Esta nueva normativa persigue, primero, un mantenimiento integral de las edificaciones pues en muchos casos, por falta de dinero o descuido, sus dueños nunca han hecho una reparación; segundo, al evitar el deterioro, las viviendas mejoran su valor y lo mantienen en el tiempo y, tercero, crece la autoestima y el sentido de pertenencia de los habitantes al hacer más agradable la vida en el sector.- Es distinto que mi cuadra sea entera gris o que la envuelvan los colores. Por tales razones a esta iniciativa se le denomina "Programa de Protección al Patrimonio Familiar".
Sin embargo, tal Programa no estaría completo sin la muy imaginativa y segura participación municipal. Así, con la presencia activa del alcalde, aparecerán las flechas con los nombres de las calles, las campañas de aseo y retiro de especies sobrantes que ya nadie ocupa, arrumbadas por años en los patios; además, en un ambiente de encuentro, inevitablemente se producirán conversaciones, surgiendo ideas, renovando sueños.
Volviendo a la reunión, la primera discusión se produjo cuando los asistentes supieron que el dinero para las reparaciones no era entregado directamente a los interesados, alegando que varios de los asistentes eran trabajadores o sabían de construcción, pudiendo efectuar por si mismos las obras, lo que rebajaría algunos costos.
El segundo problema estuvo en el "papeleo", en la EGIS y el PSAT, extraños nombres que nada dicen.
Entonces ¿Cómo hay que hacerlo para formular un proyecto y efectuar las obras?
Primero: En lo posible actuar como grupo organizado, con un mínimo de diez personas.- Segundo, ubicar a través del Municipio o preguntando en SERVIU a una Empresa de Gestión InmobiliariaSocial (EGIS) o Prestadores de Servicios de Asistencia Técnica (PSAT) como se les denomina. Estas son las responsables de guiar al grupo, vigilar a la empresa constructora, elaborar planos y hacer trámites, asegurando que el proyecto salga bien y dentro del tiempo programado. A estas empresas les paga el SERVIU directamente, no es lícito que cobren a los interesados. Por otra parte, el mismo grupo elige aquella que se hará cargo de los trabajos, siendo preferible consultar previamente a varias, averiguar de la calidad de su gestión y decidir una vez que realmente sepamos a quien confiaremos la ejecución de nuestro proyecto.
Si se trata sólo del entorno, es decir, crear o mejorar áreas verdes, reparar sedes comunitarias, instalar o reparar juegos infantiles, equipar una cancha, comprar mobiliario urbano, levantar obras de seguridad para los habitantes u otros similares, cada interesado debe ahorrar una unidad de fomento, recibiendo doce para la ejecución del proyecto por cada persona asociada al grupo.
Si queremos pintar, reponer vidrios, arreglar el baño, tapar la gotera del techo y todo lo que signifique mejoras a la casa, cada socio aporta tres unidades de fomento y recibe hasta un máximo de cincuenta. En el caso de los edificios de departamentos, se consideran además obras que aborden el mejoramiento de escaleras, pasillos comunes, techumbres en circulaciones comunes, protecciones, iluminación, etc.
Finalmente, si queremos construir un nuevo dormitorio, ampliar la cocina, baño, comedor o el living, debemos ahorrar cinco unidades de fomento recibiendo hasta un máximo de noventa por cada integrante del grupo para efectuar las obras. Algunas de estas son posibles aún en edificios.
El dinero entregado por el Gobierno, por una sola vez a través de SERVIU en dos partidas distintas, tiene por fin pagar independientemente el financiamiento de las obras y los honorarios de los empresarios, y no se devuelve. Lo importante, al final de la tarea, es el mejoramiento efectivo de mi casa, de mi cuadra o sector, pero también, habrá una inversión adicional y a costo cero, habremos reconstruido el vecindario
Esta nueva normativa persigue, primero, un mantenimiento integral de las edificaciones pues en muchos casos, por falta de dinero o descuido, sus dueños nunca han hecho una reparación; segundo, al evitar el deterioro, las viviendas mejoran su valor y lo mantienen en el tiempo y, tercero, crece la autoestima y el sentido de pertenencia de los habitantes al hacer más agradable la vida en el sector.- Es distinto que mi cuadra sea entera gris o que la envuelvan los colores. Por tales razones a esta iniciativa se le denomina "Programa de Protección al Patrimonio Familiar".
Sin embargo, tal Programa no estaría completo sin la muy imaginativa y segura participación municipal. Así, con la presencia activa del alcalde, aparecerán las flechas con los nombres de las calles, las campañas de aseo y retiro de especies sobrantes que ya nadie ocupa, arrumbadas por años en los patios; además, en un ambiente de encuentro, inevitablemente se producirán conversaciones, surgiendo ideas, renovando sueños.
Volviendo a la reunión, la primera discusión se produjo cuando los asistentes supieron que el dinero para las reparaciones no era entregado directamente a los interesados, alegando que varios de los asistentes eran trabajadores o sabían de construcción, pudiendo efectuar por si mismos las obras, lo que rebajaría algunos costos.
El segundo problema estuvo en el "papeleo", en la EGIS y el PSAT, extraños nombres que nada dicen.
Entonces ¿Cómo hay que hacerlo para formular un proyecto y efectuar las obras?
Primero: En lo posible actuar como grupo organizado, con un mínimo de diez personas.- Segundo, ubicar a través del Municipio o preguntando en SERVIU a una Empresa de Gestión InmobiliariaSocial (EGIS) o Prestadores de Servicios de Asistencia Técnica (PSAT) como se les denomina. Estas son las responsables de guiar al grupo, vigilar a la empresa constructora, elaborar planos y hacer trámites, asegurando que el proyecto salga bien y dentro del tiempo programado. A estas empresas les paga el SERVIU directamente, no es lícito que cobren a los interesados. Por otra parte, el mismo grupo elige aquella que se hará cargo de los trabajos, siendo preferible consultar previamente a varias, averiguar de la calidad de su gestión y decidir una vez que realmente sepamos a quien confiaremos la ejecución de nuestro proyecto.
Si se trata sólo del entorno, es decir, crear o mejorar áreas verdes, reparar sedes comunitarias, instalar o reparar juegos infantiles, equipar una cancha, comprar mobiliario urbano, levantar obras de seguridad para los habitantes u otros similares, cada interesado debe ahorrar una unidad de fomento, recibiendo doce para la ejecución del proyecto por cada persona asociada al grupo.
Si queremos pintar, reponer vidrios, arreglar el baño, tapar la gotera del techo y todo lo que signifique mejoras a la casa, cada socio aporta tres unidades de fomento y recibe hasta un máximo de cincuenta. En el caso de los edificios de departamentos, se consideran además obras que aborden el mejoramiento de escaleras, pasillos comunes, techumbres en circulaciones comunes, protecciones, iluminación, etc.
Finalmente, si queremos construir un nuevo dormitorio, ampliar la cocina, baño, comedor o el living, debemos ahorrar cinco unidades de fomento recibiendo hasta un máximo de noventa por cada integrante del grupo para efectuar las obras. Algunas de estas son posibles aún en edificios.
El dinero entregado por el Gobierno, por una sola vez a través de SERVIU en dos partidas distintas, tiene por fin pagar independientemente el financiamiento de las obras y los honorarios de los empresarios, y no se devuelve. Lo importante, al final de la tarea, es el mejoramiento efectivo de mi casa, de mi cuadra o sector, pero también, habrá una inversión adicional y a costo cero, habremos reconstruido el vecindario
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