viernes, 3 de agosto de 2007

PREGUNTAR MEJOR QUE SUPONER

Hoy la tendencia es suponer.
Se supone que una persona con varias erres en su apellido es mejor que otro parroquiano sin ellas. Suponemos que un sistema es mejor que el existente y se cambia. Suponemos conductas inadecuadas de seres queridos, amigos o compañeros de trabajo. Y también es posible jurar que estas suposiciones son una realidad.
El problema es que al suponer, entendemos que lo supuesto es cierto y en forma muy reiterativa cometemos errores. Suponemos sobre lo que otros hacen o piensan y luego vienen los inconvenientes.
Hacemos una suposición, comprendemos mal las cosas, las tomamos en forma personal y se termina con un drama de nada.
Suponer es dar existencia ideal a algo que no la tiene, es considerar como cierto o existente algo determinado. Entonces la mayoría de las tristezas, de las penas se producen por las suposiciones que se hicieron y las cosas que se tomaron en forma personal.
Por ejemplo, vas caminando y ves a una persona que te gusta. Esa persona también te mira, se sonríe y después se aleja. De esa pasada se pueden hacer muchas suposiciones y creerte la fantasía para convertirla en realidad. Empiezas a crear un sueño a partir de tus suposiciones, perfectamente creas una historia con un final feliz y después te casaste. Pero la dificultad es que la fantasía sólo existe en tu mente.
Por lo general, los protagonistas de nuestro entorno caen en el error de interpretar y entender las cosas de una forma distinta, porque ven lo que quieren ver, dejando una parte de la realidad sin contemplar.
Tenemos la costumbre de soñar sin basarnos en la realidad, inventamos las cosas en nuestra imaginación y cuando no entendemos algo, hacemos una suposición sobre su significado, entonces cuando la verdad aparece, la burbuja de nuestro sueño estalla y descubrimos que no era tan absoluto lo que nosotros creamos.
Esto sucede en la relación de pareja como al momento de hacer negocios. Suponemos que todas las personas ven la vida del mismo modo que nosotros la vemos.
También hacemos suposiciones sobre nosotros mismos, lo que también crea muchos conflictos internos, porque supones que puedes hacer algo y después no lo cumples. Te sobrestimas o te subestimas, porque no existe el tiempo suficiente para hacerte preguntas y contestarlas.
Debemos ser quienes somos y la forma más segura de evitar las suposiciones es preguntar. Asegurarse que las cosas queden claras. Si no se comprende alguna parte hay que tener el valor para clarificar todo lo posible, incluso en ese momento no suponer que se sabe todo sobre esa situación en particular. Una vez escuchada la respuesta se evitarán las suposiciones porque se sabrá la verdad.
De todas formas hay que saber preguntar, porque todo el mundo tiene derecho a contestar “si” o “no”, pero siempre existirá la posibilidad de preguntar y así como todo el mundo tiene derecho a preguntar uno tiene el derecho también a contestar “si” o “no”.
Es muy probable que si todos los seres humanos tuviéramos la capacidad de comunicarnos de esta manera, siendo impecable con nuestras palabras, disminuirían las guerras, la violencia y las peleas. Si fuéramos capaces de tener una comunicación buena y clara, gran parte de nuestros problemas se resolverían.
Pero ese es el punto, decirlo y escribirlo puede ser fácil, comprenderlo y hacerlo es lo difícil, porque a menudo hacemos lo contrario: suponemos.
La idea es tratar de cambiar nuestros hábitos y rutinas, porque lo importante es comprender y actuar.

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